El comienzo del partido fue desastroso, no sabemos si debido al
calor, a jugar en un campo exterior, la primavera, u otras circunstancias
paranormales que desconocemos, pero no fuimos capaces de defender en condiciones
en los primeros 20 minutos, además en ataque nos empeñamos en hacer lo
complicado, con unos aros a los que no estamos acostumbrados, se nos ocurrió la
brillante idea de tirar triples como si no hubiera otra cosa en el baloncesto,
decir que metimos un sólo triple de unos 20 intentos, pero nuestra cabezonería
era mayor que una lógica aplastante que invitaba a jugar a otra cosa bien
distinta.
Tampoco estuvimos muy atentos a las instrucciones dadas desde el banquillo,
desajustes defensivos constantes, si decíamos de defender de una manera o en una
posición concreta o si decíamos de cambiar por un jugador, lo cambiábamos por el
que nos daba la gana, en fin, hacíamos la contraria para desesperación del
cuerpo técnico.
En la segunda parte cambió un poco el panorama, empezamos a correr y a
defender con algo más de alegría, lo que hizo que al final pasáramos de ir
perdiendo de 15 a ganar de 7, impulsados por un jugador concreto, el número 5
del equipo, que se multiplicó por todos aquellos compañeros que no estuvieron
acertados y/o atentos, cogiendo rebotes en un lado y otro del campo, defendiendo
al suyo y a quien no era suyo cuando fue necesario, llevando el ritmo del
partido en todo momento y buscando en ataque soluciones mejores que tirarse
triples porque sí.
Más nos vale trabajar duro esta semana porque la eliminatoria está muy
abierta
El resultado:
MARISTAS CHAMBERÍ - 42 * MARIANISTAS AMORÓS - 79
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